6.-Brrr... ¡duchas frías!
Sí, es cierto, no hay nada que ayude menos a salir de debajo de las mantas en las frías mañanas de otoño que la idea del agua helada sobre la piel. Por eso, en esta época también recomendamos acabar los días más tristes con un buen baño de agua caliente, para, por las mañanas tener la energía necesaria para una ducha escocesa. Es decir, intercambiando agua fría y caliente.
¡Merece la pena! Las duchas escocesas estimulan la circulación y el flujo sanguíneo, ponen en marcha el metabolismo y te preparan para el día.
Empezar con agua caliente y luego cambiar a fría. Un cambio calor-frío en los brazos y las piernas ya tiene un gran efecto. Las más valientes van un paso más allá y se duchan solo con agua fría.
La recompensa es que los resfriados desaparecerán de tu vida. Y conseguirás una piel tersa y bonita.
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